A veces, caminando cerca de la Cancillería de la Embajada de Mónaco,​​ Me atrajeron las obras románticas de una vitrina en la galería Puerta de Alcalà. No sabía que poco después tendría la suerte de conocer al autor de tales obras, el pintor Francisco Sanchis Cortés.

Francisco Sanchis Cortés es un maestro en el arte de trasladar poesía y alegría a sus cuadros, así como a batallas y dramas.

Romántico cuando relata el día a día de las jóvenes siempre bañadas por luces suaves y cálidas compartidas con el ilustre maestro valenciano, Joaquín Sorolla.

Dramático en la descripción de dramas líricos en una luz fría pero rica en tonos de los que salen los dioses ardientes.

Románticas o violentas, todas sus obras respiran la fuerza de la música.

Hablando de técnicas, Sanchis Cortés tiene un pincel tan hábil como la batuta de un director de orquesta o la batuta de un comandante militar cuando ilustra con brillantez óperas líricas.

Pero la música siempre emana.

Soy muy afortunado de poseer la Valquiria. No sé cómo se puede contener tal fuerza y movimiento en el marco de este cuadro, pero las notas de Wagner escapan desenfrenadas y contundentes del color, convulsionando las nubes, desgarrándolas para dar paso a las Valquirias. Detrás del lienzo, Odin se siente esperando a resurgir.

 

Gracias Francisco.



Patrick VAN KLAVEREN

Embajador de Mónaco